Este fin de semana han concluido las divisiones menores del fútbol escocés, dejándonos muchas sorpresas que ni el mayor visionario hubiese vaticinado. Una de esas sorpresas que nos hemos llevado ha sido la permanencia del St. Mirren que, contra todo pronóstico, seguirá jugando en Segunda División la próxima campaña.
Y es que esta temporada hemos asistido a una de las mayores hazañas que quedará grabada por siempre en la memoria de muchos, y más en concreto, en la de los hinchas del St. Mirren. Tras un comienzo de temporada estrepitoso, siendo el último equipo de Escocia en ganar un partido, los Buddies han logrado permanecer en la categoría gracias a un tramo final trepidante.
En Paisley había mucha confianza en que esta temporada el club podría pelear por ascender a la élite. La escuadra blanquinegra conformó una plantilla novedosa, deshaciéndose de viejos rockeros como Jim Goodwin, Sean Kelly o Steven Thompson y apostando por jugadores jóvenes y con experiencia de Premiership como John Sutton, Rocco Quinn, Gary McKenzie, David Clarkson o Ryan Hardie. De esta forma, Alex Rae construyó una plantilla con buenos mimbres para intentar pelear con los grandes.
Sin embargo, pronto llegarían los problemas. Las semanas pasaban, el St. Mirren no ganaba ni a los recién ascendidos y el estilo de juego no alentaba nada nuevo. La directiva se vio obligada a cesar a Rae como técnico y en su lugar llegó Jack Ross, en octubre. El club de Paisley se la jugó al contratarle, puesto que era un técnico que acababa de bajar al Alloa el pasado curso.
Con la llegada del invierno, también llegaron refuerzos. Las altas más importantes fueron la de Rory Loy, cedido por el Dundee FC, y la de Lewis Morgan, procedente del filial. Conforme fueron pasando las semanas, el equipo mejoró en juego y para la jornada 15, estando hundidos en la tabla, a 9 puntos del penúltimo, consiguieron cosechar la primera victoria en casa del Queen of the South.
A raíz de navidades, esa mejora se plasmaría en los resultados. El combinado Buddie siguió ganando partidos y pasando rondas de los correspondientes torneos coperos: llegó a Cuartos de Final de la Copa de Escocia, cayendo en Celtic Park, y en la Challenge Cup alcanzó la final, donde sucumbió contra el Dundee United. En cualquier caso, estábamos ante un St. Mirren diferente.
A falta de 5 jornadas para el final de la temporada, la distancia se redujo y el St. Mirren salió del descenso tras más de 25 jornadas siendo el farolillo rojo de la liga. En la pomada para bajar a Tercera División quedaron Ayr United, Dumbarton, Raith Rovers y St. Mirren; 4 equipos separados tan solo por 4 puntos. La afición se volcó con el equipo y St. Mirren Park se convirtió en uno de los feudos más difíciles de la liga.
El milagro acabó dándose tras imponerse al Raith Rovers (5-0), con un hat-trick de Mallan, e igualar en Easter Road contra el líder en un partido de tremenda tensión la última jornada. El Ayr United quedó último en la liga y Buddies, Rovers y Sons empatados a 39 puntos. Por diferencia de goles, el St. Mirren acabó séptimo y el Raith Rovers será el que se la jugará en el play-off por la permanencia con equipos de League One: Brechin City, Airdrieonians y Alloa Athletic.
El presidente del St. Mirren, Tony Fitzpatrick, se deshizo en elogios hacia Jack Ross, el responsable de esta gesta que será recordada durante décadas en Paisley. Fitzpatrick calificó como la mayor hazaña del club desde que en 1987 el equipo blanquinegro ganó la Copa de Escocia. Embriagado de felicidad con el micrófono todavía delante también afirmó convencido que el St. Mirren actualmente se encontraba entre los 5 mejores equipos de Escocia.
En cualquier caso, lo que no se puede negar es el reconocimiento que se merece este equipo. Porque, ¿qué resulta más satisfactorio, un ascenso o conseguir la permanencia con un equipo prácticamente desahuciado a mitad de temporada? Juzguen ustedes.
🗓️ (10/05/2017)
Redacción Escocia
